La Revolución ASG (Ambiental, Social y de Gobierno) se ha convertido en un must para la forma en que hoy las empresas se relacionan con su entorno y sus diferentes stakeholders. Su relevancia se basa en la creciente conciencia de la responsabilidad que tiene la empresa desde lo ambiental (donde el cambio climático y los problemas de operatividad nos obligan a ser responsables), su actuar ético, así como los problemas sociales que hoy se presentan en su entorno.
Cuando diseñamos una estrategia ASG, es importante destacar que en el ámbito social, existe una trampa común: la de enfocarse en la responsabilidad social de manera superficial, adoptando indicadores que, si bien pueden proyectar una imagen de solidaridad empresarial, no necesariamente tienen un impacto directo en el núcleo de la empresa. La verdadera esencia de la “S” en ASG radica en integrar completamente en la estrategia empresarial, de modo que las acciones sociales están arraigadas en el corazón del negocio (core business). Esto implica que las iniciativas sociales no sólo refuerzan la reputación, sino que también generan un impacto positivo genuino y sostenible, alineado con los valores y objetivos estratégicos de la empresa. De esta manera, la responsabilidad social se convierte en un motor de cambio efectivo y auténtico en lugar de una simple etiqueta.
Tomemos el ejemplo de Perú, donde la inclusión y la educación financiera son hoy problemas que impactan fuertemente en el bienestar de la población y en el crecimiento sostenible del sistema financiero. Solo 1 de cada 2 peruanos de la PEA se encuentran bancarizados. 25% de ellos han perdido el acceso al crédito por haber tenido comportamientos financieros que malograron su historial crediticio. Y 7 de cada 10 peruanos presentan deficiencias de conocimiento cuando se miden capacidades financieras. Estos son problemas sociales que implican a todas las empresas del sistema financiero porque una población con mejores índices de educación y salud financiera posibilita una mayor penetración y aprovechamiento de los productos de la banca en los planes cotidianos de las personas.
Hoy en día, se han multiplicado los esfuerzos en la implementación de programas de educación financiera. Sin embargo, una preocupación recurrente es que muchos de estos programas se quedan en un nivel superficial, enfocándose únicamente en cuantificar la cantidad de personas que participan en ellos. Lo profundo es reportar indicadores más ácidos donde se refleje el impacto que tiene la inclusión y la educación financiera en el bienestar financiero de la persona: desde cómo transaccionar su dinero desde la banca impacta en su calidad de vida, cómo los productos de ahorro impactan en el cumplimiento de sus planes, y cómo la educación en el buen uso de los productos de crédito impacta en reducir los comportamientos de riesgos financiero de las personas.
En el Banco de Crédito del Perú (BCP), hemos reconocido la importancia de ir más allá de los indicadores convencionales al evaluar los impactos de nuestros esfuerzos en inclusión y educación financiera. No nos limitamos únicamente a cuantificar la capacitación o la apertura de cuentas, sino que también medimos el impacto en su bienestar y salud financiera, y cómo esto se traduce en un impacto emocional con nuestra marca. Nuestro enfoque se extiende al mejoramiento del comportamiento de aquellos clientes en riesgo crediticio, evitando que pierdan su calificación crediticia así como en mejorar las capacidades y habilidades financieras de los peruanos que hoy tienen una baja bancarización, a fin de que puedan aprovechar el uso del dinero digital a través de los pagos móviles o los pagos electrónicos de sus servicios.
Con el fin de lograr estos objetivos, hemos desarrollado diferentes estrategias para abordar el aprendizaje de las personas. Estas estrategias incluyen la creación de productos de comunicación, como “5to Piso”, una serie web de comedia financiera que ha alcanzado picos de hasta 3 millones de reproducciones por episodio en YouTube. Asimismo, hemos implementado plataformas de formación en línea con cursos que se centran en situaciones financieras comunes y en los diversos momentos de la vida de las personas. Así como el uso de videojuegos para el aprendizaje lúdico. Además, reconocemos el valor educativo que nuestros propios productos y canales pueden ofrecer, permitiéndonos brindar educación financiera directamente a través de nuestros servicios. Esto nos permite no solo proporcionar información relevante, sino también cultivar una comprensión más profunda de cómo la banca puede tener un impacto positivo en la vida de las personas.
Esto se enriquece aún más mediante la implementación de modelos analíticos que nos permiten medir con mayor precisión los impactos que generamos en el comportamiento financiero de nuestros clientes. Estos modelos nos proporcionan una visión más profunda y específica de cómo nuestros servicios y programas de educación financiera influyen en las decisiones financieras de cada individuo. Gracias a esta información detallada, podemos adaptar nuestras estrategias para ayudar a nuestros clientes a adoptar comportamientos financieros más saludables y alineados con sus necesidades financieras y planes a futuro.
Esta combinación de enfoque estratégico y análisis de datos nos permite ofrecer un apoyo más personalizado y efectivo en su camino hacia un mejor bienestar financiero para cumplir sus planes. Y es allí donde conectamos la educación financiera con nuestro propósito como empresa “ser aliados en transformar planes en realidad”, ya que haciendo que los peruanos y, en especial, nuestros clientes adopten mejores comportamientos financieros los ayuda a aprovechar la banca para cumplir sus planes y el de sus familias, y nos conecta de una forma más profunda con ellos.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Revolución ASG.