Su lucha contra el hambre ha llegado a beneficiar a más de 500 mil personas en el Perú. Daniela Osores, Gerente General del Banco de Alimentos en Perú detalla con orgullo que es el primer banco de alimentos en el mundo en recibir una certificación internacional por sus adecuados procesos en la gestión de los alimentos que atiende mensualmente a 200 organizaciones sociales en el país y hoy concentran sus esfuerzos en llevar alimentos a lugares donde no llegan ayuda alguna.
¿Cuéntenos sobre el trabajo que viene desarrollando el Banco de Alimentos en Perú?
Trabajamos para luchar contra el hambre y el desperdicio de alimentos. Existe una problemática mundial del cual Perú no es ajeno en el cual se desechan toneladas de alimentos en perfecto estado cuando hay muchas personas que padecen hambre y no tienen acceso a ello. Venimos trabajando desde hace 8 años y a la fecha hemos podido beneficiar a más de 500 mil personas en 12 regiones de nuestro país.
¿Cuál es la meta?
Poder llegar a los rincones más alejados, donde no se recibe ayuda de nadie, y para ello venimos trabajando proyectos con aliados que nos permiten descentralizar nuestra ayuda, ya que el 80% de este esfuerzo se concentra en Lima.
¿Cómo vienen trabajando la responsabilidad social dentro de su organización y cuáles son sus principales áreas estratégicas?
Desde ya nuestra misión es enteramente social, y alrededor de ella hemos conformado diferentes estrategias para llevarlas a cabo. Somos casi 40 personas en el equipo y todas las áreas trabajan bajo la misión de la responsabilidad social, es como nuestro ADN. Lo que hacemos, implica crear conciencia en las empresas para que no boten alimentos a los rellenos sanitarios, difundir la situación del hambre, invitar a que las empresas sean aliadas en la donación de alimentos y que estas lleguen a las comunidades; así mismo, que las comunidades tomen conciencia en las buenas prácticas de manipulación de alimentos y limpieza, y fomentar el consumo de frutas y verduras en la dieta diaria. Además, nuestros stakeholders se encuentran involucrados en todas estas actividades.
¿Cuáles son estas iniciativas que tienen en marcha en su estrategia de responsabilidad social?
Tenemos un programa llamado “Rescate del Mercado Mayorista de Frutas y Verduras” de donde recogemos diariamente cerca de 5 toneladas de alimentos que los comerciantes ya no pueden comercializar y que son depositados en un almacén que tenemos dentro de este recinto. Otro de los programas, es el que trabajamos con las empresas agroindustriales, donde mapeamos sus épocas de cosecha y épocas de excedentes, para cuando llegue la temporada de exportación, los alimentos que no puedan exportarse por temas de estética, estos los puedan donar al banco; así mismo, trabajamos con 150 tiendas de supermercados a nivel nacional. Lo importantes es que saben del propósito y por ellos, se suman otras campañas de donación por compra de alimentos en cada una estas tiendas.
¿Y hacia dónde llevan todos estos productos?
Distribuimos estos alimentos de manera equitativa y de acuerdo a la cantidad de beneficiarios que tenga cada organización como son los comedores populares, ollas comunes, albergues y colegios, y el requisito indispensable para que sean beneficiarios del Banco de Alimentos es que estas mismas organizaciones preparen los alimentos. Son 200 organizaciones a quienes beneficiamos todos los meses y otras organizaciones que reciben nuestra ayuda de manera extemporánea.
En el caso de otras organizaciones que aún no forman parte de su red de ayuda ¿cómo podrían ser considerados en este grupo beneficiario?
Contamos con un filtro que nos permite seleccionar a las organizaciones beneficiarias, lamentablemente no todas pueden formar parte de esta red porque los alimentos que nos entregan también son limitados. Entonces, tenemos que cerciorarnos que estas organizaciones demuestren que el número de población atendida es la correcta, visitas presenciales para la evaluación en campo y que verdaderamente cocinen todos los días, porque el compromiso del Banco de Alimentos es de una atención constante.
¿Cómo se divide su ayuda a estas organizaciones en términos porcentuales?
Al día de hoy, casi el 50% son Comedores Populares, el 5% son Ollas Comunes, que son organizaciones relativamente nuevas tras la pandemia, el 10% son albergues y entre un 10 y 15% son instituciones educativas, el resto de porcentaje se destinan a otros tipos de ayuda.
¿Cuál es la importancia de la comunicación de sus acciones de responsabilidad social?
La comunicación es fundamental para cualquier organización que trabaje programas sociales, porque nos permite incentivar e invitar a sumarse, ya sea como aliado o beneficiado. En nuestro caso, contamos con diferentes stakeholders en el rubro de retail como supermercados, mercados de abastos, agroindustriales o empresas de consumo masivo y cada uno es un mundo distinto, y no solo empresas de alimentos, también están nuestros aliados en otros tipos de rubros como los que nos brindan el servicio de almacenamiento, servicio de auditoría, consultoría y los que nos brindan apoyo legal. Entonces, la comunicación asertiva es importante para que las empresas vean que no solo el rubro de alimentos solo puede encajar con nuestra misión, sino que todos podemos contribuir para luchar contra el hambre.
¿Cuáles son los principales retos y desafíos que tienen como organización?
Lo primero, es tener una logística rápida que nos permita gestionar productos que están cerca de su fecha de vencimiento para ser distribuidas rápidamente y en las mejores condiciones. Hemos recibido la certificación internacional inocuidad y de calidad, lo que quiere decir que el Banco de Alimentos es el primer banco del mundo en certificarse con un certificador tercero como parte de un piloto del Global Foodbanking Network, organización internacional que promueve los bancos de alimentos en el mundo. Nos preocupamos que toda la cadena cumpla con los estándares de calidad para poder entregarlos en las mejores condiciones, además que capacitamos a las organizaciones para que ellos tengan el conocimiento de almacenar y preparar los alimentos de la mejor manera. Durante la pandemia no hemos detenido nuestra ayuda y hemos garantizado el abastecimiento de productos con el apoyo incondicional de nuestros aliados.
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