En Guatemala, la desnutrición es un problema real, complejo y persistente: “uno de cada dos niños sufre desnutrición crónica, pero en algunas áreas del altiplano, la cifra asciende a ocho de cada diez”, afirmó José Eduardo Silva, Director Ejecutivo del programa “Guatemaltecos por la Nutrición”.
La situación se agrava con la desnutrición aguda, que en 2024 provocó la muerte de 83 niños: “A pesar de ser un país con una riqueza natural que permite la producción agrícola, el acceso a una nutrición adecuada sigue siendo un desafío”, señaló Silva.
En conversación exclusiva con Corresponsables, José Eduardo Silva explicó que Guatemala es el país de la región iberoamericana con mayor desnutrición crónica (46.5) y el sexto a nivel mundial, por lo que abordar esta situación requiere estrategias innovadoras y sostenibles. En este contexto, “Guatemaltecos por la Nutrición”, una iniciativa creada y ejecutada por Castillo Hermanos desde 2021, busca atacar las causas estructurales de la desnutrición en el país Centroamericano, pero con un enfoque único e integral.
El programa se basa en cinco ejes estratégicos orientados a generar condiciones de desarrollo sostenible en las comunidades más afectadas: salud primaria, soporte nutricional, agua y saneamiento ambiental, acceso a alimentos y fortalecimiento de la economía familiar. “El asistencialismo no es la mejor forma de abordar la desnutrición», enfatizó Silva y agregó que “es necesario generar condiciones de desarrollo a nivel comunitario para lograr un impacto real”.
Resultados tangibles
Desde su implementación, “Guatemaltecos por la Nutrición” ha obtenido resultados significativos. Por ejemplo, desde el año 2023 tienen dos campamentos instalados en Huehuetenango, una zona limítrofe con México con 1.4 millones de habitantes, el programa ha reducido la prevalencia de desnutrición crónica en 12 puntos porcentuales en los niños con mayor adherencia. En cuanto a la desnutrición aguda, “logramos una reducción del 88% de los casos en 2024”, afirmó Silva.
El éxito del programa radica en su enfoque holístico, pues en los campamentos se realizan controles prenatales, monitoreo del crecimiento infantil, vacunaciones y jornadas de atención primaria. “Contamos con personal médico y nutricionistas en comunidades donde usualmente es difícil acceder a estos servicios”, dijo.
Educación y saneamiento
La educación nutricional es otro pilar del programa. “Muchas de las madres atendidas son adolescentes que ni siquiera saben cómo alimentarse adecuadamente ellas mismas”, explicó Silva; asegurando que de 350 mujeres embarazadas que atienden actualmente, el 18% son menores de 18 años.
Por tal razón, “Guatemaltecos por la nutrición” también organiza talleres prácticos sobre preparación de alimentos nutritivos y accesibles. Además, se fomenta la producción de alimentos resilientes a las condiciones climáticas locales, promoviendo la autosuficiencia y evitando la dependencia de asistencia externa. “No damos el pescado, enseñamos a pescar”, resumió Silva.
Otro de los factores determinantes en la desnutrición infantil es la calidad del agua. “Todas las morbilidades o enfermedades que nosotros vemos en clínica, el 80% están asociadas a temas como la calidad del agua, por presencia de parasitosis, amibiasis y helicobacter pylori; pues el 91% de los sistemas comunitarios de agua de nuestra área de intervención presentan coliformes fecales”, alertó Silva.
Para abordar esta situación, el programa ha implementado un sistema de monitoreo y capacitación que ha formado a 91 fontaneros comunitarios, además de promover prácticas de higiene y saneamiento en los hogares. “Si no se hace un manejo adecuado de los residuos humanos y de los desechos sólidos, los habitantes contaminan sus propias fuentes de agua”, agregó. Un esfuerzo que ha permitido la construcción de letrinas, fosas sépticas, pozos de absorción, para hacer un mejor control de los desechos en las comunidades.
Desarrollo y liderazgo
El último eje del programa busca fortalecer la economía local. “Muchas familias dependen de remesas que terminan siendo utilizadas para consumo inmediato o generan endeudamiento”, explicó Silva. Por ello, el programa brinda educación financiera y apoyo para desarrollar cadenas productivas: “estamos ayudando a artesanos locales a conectar con mercados internacionales y a pequeños productores a generar excedentes comercializables”, dijo.
Pero, el mayor reto es evitar que las comunidades sean codependientes del programa, por eso promueven la formación de líderes locales, especialmente mujeres, quienes asumen un papel activo en salud, educación y nutrición. Así nació la estrategia de formar “Madres Guías” para la estimulación temprana de niños en riesgo de desnutrición. “Nos dimos cuenta de que cuando estimulamos de forma temprana a un niño, su cerebro es beneficiado, incluso si hay desnutrición crónica”, explicó. Actualmente, estas madres aplican la estrategia en sus comunidades de manera autónoma.
Otro componente clave es la formación de 34 facilitadores comunitarios agrícolas en cinco escuelas especializadas. «Están siendo capacitados en proyectos de horticultura, floricultura y abonos orgánicos”, señaló Silva, subrayando que varios ya han iniciado sus propios emprendimientos.
A pesar de los desafíos, “Guatemaltecos por la Nutrición” se perfila como un modelo efectivo para combatir la desnutrición de manera integral. “Lo que nos diferencia es que no abordamos el problema desde una sola arista, sino que trabajamos con las comunidades en todas sus dimensiones”, concluyó Silva y enfatizó que “el llamado es a la acción”.