Los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), también conocidos como ESG, por sus siglas en inglés, son, en la actualidad, el epicentro de una revolución del mercado financiero global. Como en toda revolución, existen pros y contras. En el presente artículo, examinaremos los aspectos más relevantes de esta transformación, ya que las empresas no solo innovaron su forma de operar, sino que también reportan sus logros de manera distinta. Ello se debe a que los inversionistas hoy basan sus decisiones en data y evidencia concreta, y no en algodonados postulados cargados de buenas intenciones.
La inversión en empresas y fondos orientados hacia criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) ha crecido de forma sostenida. De hecho, el incremento significativo de los fondos sostenibles mundiales ya superaba los USD 3.9 billones en el 2021. Este crecimiento ha sido catapultado por dos razones principales: el creciente interés de las firmas de capital privado y los grupos de inversionistas interesados, de manera puntual, en la energía renovable, las empresas de transición energética y otros ejes temáticos sostenibles afines. Debemos tomar en cuenta que este es un mundo cada vez más confrontado por la incertidumbre geopolítica y la volatilidad económica originadas, en gran mayoría, por el precio del petróleo. Es en este contexto que las empresas se enfocan en potenciar la generación de ecoeficiencias energéticas, en línea con el reforzamiento de sus cadenas de suministro.
Desafíos en la medición de los criterios ASG
Un desafío clave en esta revolución ASG es la falta de estándares y uniformidad en la métrica aplicada. Si bien existen numerosos informes a nivel nacional e internacional, las comparaciones son el problema. Además, cada sector económico se mueve a diferentes velocidades en cuanto a la adopción de los criterios ASG. Ello dificulta identificar a las empresas genuinamente sostenibles de aquellas que capitalizan mediante el greenwashing. Los inversores buscan métricas específicas sobre el rendimiento ASG y, por ende, la transparencia en la divulgación es esencial.
¿Una economía inspirada en los grupos de interés?
La adopción de los criterios ASG no solo implica el cumplimiento de marcos regulatorios medioambientales. Los lineamientos ASG, en teoría, ayudan a replantear el propósito del negocio. En complemento con ser rentables, las empresas deben integrar demandas societales de diversos grupos de interés, es decir, una suerte de capitalismo de las partes interesadas (o stakeholder capitalism). En otras palabras, generar ganancias para los inversionistas a través de la creación de valor y la resolución de problemas societales y medioambientales es la ruta que muchas organizaciones toman para destacarse y ser competitivas.
Criterios ASG para la toma de decisiones
Al implementar los criterios ASG, es imprescindible una óptima recopilación y un análisis efectivo de la data. La tecnología juega un rol preponderante en el proceso, ya que las empresas compiten por demostrar que tienen operaciones y productos más sostenibles que sus competidores. Así, la data derivada del análisis ASG permite a los inversores tomar decisiones mejor informadas. Para ello, se vienen creando diversos protocolos de verificación, pero la ausencia de estándares globales genera un gran vacío.
De regulaciones y fiscalizaciones
La regulación en el ámbito ASG desempeña un papel fundamental. Por ejemplo, la Unión Europea (EU) lidera la regulación y normatividad en materia de divulgación de sostenibilidad corporativa. Prueba de ello son la Directiva de Informes No Financieros (NFRD) y el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR). Por su parte, la Comisión de Valores y Bolsa de EE. UU. determinó que las empresas estaban obligadas a informar sobre los aspectos vinculados al riesgo climático y los planes de mitigación.
La fiscalización también guarda relación con esta llamada revolución ASG. Por ejemplo, aquellas empresas fiscalizadas cuyas inversiones son bajas en emisiones son beneficiadas mediante incentivos fiscales. Sin embargo, la fiscalización también puede implicar amenazas para aquellas empresas que no divulgan con claridad su desempeño ASG. Ciertamente, los inversionistas y agentes reguladores ejercen una creciente presión para que las empresas sean cada vez más transparentes. De lo contrario, pueden ser objeto de auditorías inopinadas y acompañadas de severas sanciones fiscales.
Comentarios finales
Las directrices ASG continúan transformando tanto la forma de operar de las empresas como la forma de decidir de los inversionistas. Además, a medida que aumente el interés por las inversiones sostenibles, se requerirán medidas más efectivas y eficientes para estandarizar su divulgación y garantizar la transparencia en las fuentes de data ASG. El enfoque en el propósito del negocio de las empresas y su impacto social también pavimentan el camino hacia el paradigma del stakeholder capitalism. La revolución ESG no solo representa una oportunidad para un crecimiento económico más sostenible, sino que refleja una evolución en la mentalidad empresarial. Nos referimos a compromisos más profundos con la sociedad y el medioambiente. De igual modo, la regulación y fiscalización tienen el poder de catalizar la consolidación hacia esa transformación.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Revolución ASG.