La tendencia mundial a cuidar los aspectos relacionados con los stakeholders de cada actividad me hace pensar en una frase que escuché mucho durante mi educación escolar con los Jesuitas: “Ser hombres para los demás”, con un enfoque social para nada enfrentado con la actividad de negocios, sino más bien complementario.
En nuestras labores en el campo logístico y de transporte internacional, que implican circular por lugares de toda clase y características con las cargas, el desarrollo de actividades de Responsabilidad Social con diferentes pueblos y comunidades es un ‘must’, ya que estas acciones de apoyo social tienen una contrapartida importante en la facilitación de las operaciones propias de nuestro negocio. Igualmente, en los procesos de concursos o licitaciones de operadores logísticos, cada vez más los convocadores incluyen dentro de sus bases preguntas y presentaciones relacionadas a la actividad de Responsabilidad Social de los postores, y esta información, debidamente validada, tiene un peso específico en la evaluación, selección y asignación de proveedor.
Cada vez más, la actividad logística toma conciencia de esta importante actividad, y por su característica propia, muchas veces tiene la facilidad de contar con medios de transporte, almacenes y otras herramientas que facilitan esta labor.
En nuestro negocio, las empresas líderes, sin excepción, tienen iniciativas y programas de Responsabilidad Social Empresarial definidos, contando incluso con una área organizacional completamente dedicada a estos fines, y que reporta al más alto nivel de dirección.
Personalmente, comparto totalmente esta línea de pensamiento y acción, que contribuye al bienestar de las diferentes comunidades, y que también cumple con un rol integrador del personal de la empresa en actividades de bien común, como voluntariados, colectas, mentoring, e identificación continua de nuevos proyectos.