Alessandro, ¿qué es lo que más te inspira de la Fundación?
Sin duda, los niños. 185 este año, para ser exactos. Sus vidas, sus historias y sus personalidades me inspiran cada día a dar lo mejor de mí para ayudar a que este proyecto se sostenga y siga creciendo.
¿Podrías contarnos algún caso en concreto que te haya impresionado especialmente?
Claro que sí. En este momento la primera historia que viene a mi mente es la de Daniel. Él es un chico que ha estado con nosotros, en la Fundación, desde que era muy pequeño. Ahora ya está en sexto de primaria y si destaco su caso es porque involucra a toda la familia. Ellos viven en un pueblo llamado Raqchi que está de camino a Chincheros y a unos 45 minutos de aquí, lo cual no es cerca. Y, desde hace años, su familia ha demostrado tener un firme compromiso con la educación de Dani, priorizándole a él por delante de todos los obstáculos y complicaciones que existen, como por ejemplo a nivel de logística, ya que el chico coge diariamente un autobús el solo para poder venir a estudiar a la Fundación.
En mi opinión se trata de una historia muy linda puesto que demuestra el compromiso de toda una familia, especialmente de unos padres, que han demostrado que cuando se quiere, se puede. Y es un ejemplo lleno de valores que se transmiten puesto que su hermano mayor ya es ingeniero y eso hace que Dani también quiera saberlo (además de futbolista). Lo cual demuestra que cuando se apuesta por la educación y el Amor, se consiguen grandes resultados.
¿Qué hace que Niños del Arcoíris sea diferente a otros programas educativos?
Creo que lo que verdaderamente nos diferencia es que en la Fundación Niños del Arco Iris ofrecemos a los niños un programa integral que abarca no solo la educación sino también la nutrición y la salud que está directamente relacionada con el bienestar de los niños. Y eso es de vital importancia puesto que, el hecho de que los niños se encuentren sanos influye de una forma directa y muy determinante en el desarrollo de sus capacidades para el estudio; así como en el desarrollo de sus habilidades. Y es gracias a éstas que van a poder alcanzar con mayor facilidad todas sus metas y objetivos.
Y, por otro lado, me gustaría resaltar también la importancia de ofrecer a los niños un entorno sano y seguro puesto que en la Fundación los niños están bajo una protección amorosa por parte de todos los que la componemos. Y eso permite a los niños ser verdaderamente niños. Es decir, vivir su infancia a través del aprendizaje y el juego sin tener que asumir algunas responsabilidades que por edad no les corresponden y que fuera de Niños del Arco Iris seguramente tendrían que asumir debido a sus circunstancias familiares y personales.
¿Cómo se lanzó esta organización? ¿Y, por qué en Urubamba?
Niños del Arco Iris nació hace 23 años de la mano de su fundadora, Helena van Engelen, más conocida como Mamita Helena. Y tiene su origen en un “llamado” (como a ella misma le gusta llamarlo) que Helena sintió cuando estaba atravesando por un momento delicado en su vida.
Tal y como ella misma cuenta, Helena vio un reportaje de niños en Lima y se quedó profundamente sensibilizada con las grandes necesidades que había para la infancia en Perú. Así que, en uno de sus viajes por el Valle Sagrado de los Incas, vivió una experiencia transformadora que serviría de inspiración para fundar Niños del Arco Iris. Cuenta Helena que mientras estaba visitando la Plaza de Armas del Cuzco el sacerdote de una iglesia al que acercó a ella en las inmediaciones de la plaza cuzqueña y le dio un mensaje mediante el cual le anunciaba que tenía una misión que llevar a cabo en Perú.
Cuando Helena profundamente conmovida, salió de la iglesia, se encontró con un grupo de niños que estaban trabajando, concretamente limpiando botas. Y entonces esos niños empezaron a gritar “mira el cielo, mira el cielo” y cuando ella alzó la mirada vio en el horizonte un precioso arco iris que le sirvió de inspiración para el nacimiento de la Fundación.
¿Cuál es la misión concreta de esta ONG?
Tenemos una misión importante, un llamado, que pasa por transformar la vulnerabilidad económica y la pobreza en oportunidades para los niños.
¿De qué logro te sientes más orgulloso?
Sin duda, lo que más nos satisface a todos es poder decir que a lo largo de estos años hemos podido ayudar a que más 1300 niños hayan tenido acceso a la educación. Y esto es importante porque en muchos casos debido a sus condiciones personales solo el hecho de que tengan acceso a un buen profesor puedes cambiarles la vida de una forma radical.
¿Cuáles son las necesidades de su organización en este momento?
La primera y principal necesidad es siempre la misma. Y pasa por la necesidad de adherir personas nuevas al proyecto para que puedan invertir en el programa integral que ofrecemos y que es verdaderamente completo.
También tenemos en este momento un gran reto por delante y es el ser capaces de modernizar la educación de los chicos y ponernos a la vanguardia de todo lo que está sucediendo actualmente en el mundo de la tecnología de cara a prepararlos bien para el futuro.
En Niños del Arco Iris estamos muy comprometidos con dar los niños una buena formación en el campo de la tecnología y, estando ubicados en una zona rural como es Urubamba, somos conscientes de que tenemos un gran reto por delante para preparar a nuestros niños para lo que, más que el futuro, ya es nuestro presente más inmediato.
Y no solo en cuanto a formación tecnológica ya que en la Fundación estamos muy satisfechos con nuestro programa educativo puesto que está basado en el desarrollo de las competencias de nuestros estudiantes a través del desarrollo de proyectos. Éstos les ayudan a descubrir, poner en práctica y perfeccionar sus capacidades de cara a solucionar los retos a los que el diario les enfrente.
¿De dónde vienen los fondos para la fundación?
Todos los fondos que recibimos provienen de nuestros aliados y donantes. Y, la mayoría, son extranjeros. Y esta realidad me lleva de forma directa a hacer una reflexión al respecto. Así como un llamado consciente a las grandes empresas peruanas para que entre todos encontremos la manera de avanzar en cuanto a la filantropía nacional.
Considero que tenemos un gran reto por delante en este aspecto destacando la importancia que tiene para mí el que podamos caminar juntos hacia un nuevo concepto de unidad y solidaridad para que, de esta forma y entre todos, podamos ayudar a construir un país cada vez más justo, equitativo y preparado.
¿Qué papel juega el voluntariado en la Fundación?
Juega un papel clave, desde luego. Por mi experiencia en la Fundación, puedo asegurar que la experiencia de nuestros niños junto a un voluntario, puede cambiarles su perspectiva de vida cuando conocen a una persona que hace una actividad que jamás pensaron que se podría realizar.
Y, por lado, el hecho de ver y de que les puedan explicar que con esa actividad se puede cambiar el mundo, literalmente hablando, puede a su vez transformar sus vidas en un solo día.
¿Cómo ves el futuro de la Fundación?
Esperanzador. Todos los que formamos parte de Niños del Arco Iris somos conscientes de que trabajamos por un objetivo común: los niños.
Nuestro principal reto en este momento está puesto en sostener todo lo que se ha construido con esfuerzo y dedicación a lo largo de los últimos 23 años, pero también en los proyectos que tenemos por delante y que son muy ilusionantes. Principalmente la construcción del pabellón de secundaria gracias al cual vamos a poder completar la educación de nuestros chicos evitando que a partir de los trece años tengan que seguir formándose fuera de la fundación.
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