“Este sistema se acaba. Las innovaciones tecnológicas y sociológicas que se han dado en el siglo XX y XXI son algo que los capitalistas no pueden comprender y por eso se aferran a sus bancos, a sus billetes y a sus títulos, los jóvenes están ya en otra época” José Luis Sampedro.
Una vez más, y con está ya son seis ediciones, la moda sostenible, circular, disruptiva, ha tomado las calles de Madrid con la Circular Sustainable Fashion Week Madrid buscando la cercanía y el cuerpo a cuerpo con la gente, en una apuesta por derribar barreras y principalmente por acabar con el desconocimiento que existe entre los ciudadanos sobre lo que significa y representa esta moda. Una moda que ha llegado para darle un giro estructural a la industria textil y su manera producir y comercializar ropa.
Aunque parezca increíble aún quedan muchos consumidores que desconocen que la industria textil es una de las más contaminantes del planeta (hay quien la sitúa en el segundo puesto después del petróleo) y cuando se les informa de ello no salen de su asombro ya que, a priori, pudiera parecer casi inocua e inocente ¿cómo algo que nos es imprescindible y a la vez genera tanta belleza puede ser tan dañino para las personas y el medioambiente? Durante décadas se nos ha mantenido al margen de la trastienda de una industria que, a espaldas de todo el mundo, contamina y explota sin ningún tipo de remordimiento o sin apenas consecuencias graves en su desarrollo empresarial, hasta 2013.
El 24 de abril de 2013 un edificio de ocho plantas colapsó, este edificio era el Rana Plaza en Bangladesh, fallecieron 1.134 personas y más de 2.500 resultaron heridas. En octubre de ese mismo año la campaña Detox My Fashion de Greenpeace puso la atención en la terrible huella medioambiental de la industria señalando con nombres y apellidos a los directos responsables de los terribles desastres medioambientales que se estaban dando en nuestro precioso planeta y que estaban directamente causados por la mano del hombre y con la fabricación de nuestra ropa.
Ambos acontecimientos desencadenaron una reacción mundial contra la crueldad y voracidad del modelo de industria textil que estábamos alimentando y del que ya no era posible permanecer al margen sin actuar con contundencia.
A partir de entonces han ido surgiendo iniciativas de moda sostenible, empresas con un propósito claro de transformar esta realidad y darle un giro radical a la industria textil. Al principio surgían tímidamente, sin muchos puntos de apoyo, a veces dando palos de ciego sin saber muy bien por dónde empezar y qué camino seguir, pero poco a poco nos hemos ido organizando, uniendo en ese objetivo y definiendo mejor nuestras fuerzas y estrategias. Desde el principio la necesidad de visibilizar y divulgar que existe otra manera de vestirnos estuvo presente como una prioridad, comunicar que tenemos que sentirnos orgullosos de las prendas que nos ponemos y que la única manera de hacer sostenible, circular y regenerativa nuestra manera de producir ropa es volver la mirada a lo que tenemos más cerca, a lo local, y hacerlo con coherencia y alejados del greenwashing. Con estos mimbres nace CSFW Madrid.
A lo largo de estos años CSFW Madrid ha ido poniendo el acento en distintos actores de la industria con capacidad para transformar esta dura realidad, comenzando por las diseñadoras que se enfrentan al enorme reto de desarrollar su creatividad utilizando como herramienta los principios del ecodiseño para transformar el mundo. Después hicimos protagonistas a las modistas cuya figura se fue condenando al olvido ante el empuje y voracidad de la fast Fashion y el low cost, olvidando todo lo que ellas tenían que enseñarnos (ese año nuestras modelos desfilaron en una pasarela presidida por máquinas de coser) y en esta edición hemos hecho protagonista absoluta a la ciudad donde todo esto tiene lugar.
La Ciudad en sus relaciones de cercanía, esa Ciudad de los 15 minutos, concepto urbano popularizado por la alcaldesa de Paris Anne Hidalgo, una ciudad amable y vivible que busca el regreso a un modo de vida local donde los ciudadanos encuentran satisfechas sus necesidades vitales en su entorno más cercano, conectando con productores cercanos y estableciendo relaciones profesionales de calidad también en lo referente a la creación de su ropa.
Por ello las pasarelas urbanas que este año se han podido disfrutar se han desarrollado en tres escenarios distintos uniendo tres modelos de ciudad: la city o business en Castellana con el apoyo de la IE University donde tuvo lugar el desfile de Ecodiseño. La ciudad-barrio en Carabanchel que albergó el desfile Queen Upcycling con el apoyo del IED Innovation Lab, momento en el que las modelos, con una estética underground y llena de creatividad, tomaron por asalto una calle del barrio, y caminaron entre ropa tirada en el asfalto, símbolo de las ingentes cantidades de residuo textil que generamos cada minuto.
Por último, la ciudad pueblo en Pinto, con el apoyo del Ayuntamiento de Pinto que finalizó la semana con la Pasarela 17, dentro del programa de la concejalía de Agenda Urbana financiado con fondos europeos y que rinde homenaje a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en especial al ODS 17: Alianzas para la consecución de los objetivos, porque la suma de mucha gente y organizaciones han hecho posible que esta edición tuviese lugar.
Además, todo estuvo reforzado con dos días de conferencias, tres talleres, un encuentro con el comercio local de Pinto y la presentación de diez proyectos seleccionados dentro del programa CirCoAX by CircularInnoBooster, con el objetivo de poner en palabras y definir conceptualmente lo que visual-mente se estaba desfilando esos días.
Y mientras todo esto pasaba, en Madrid se inauguraba en Plaza de España el espacio más grande del mundo dedicado a la fast Fashion y el low cost autodefiniéndose sin ningún rubor como el gran espacio sostenible de la moda, y la pregunta es ¿Cómo piensan llenar todo ese espacio sino es a base de la explotación de recursos naturales?
Volver a las raíces, confiar en las modistas, cosernos y reparar nuestra propia ropa, conocer y apoyar los talleres de nuestra ciudad, pueblo, barrio, que crean empleo, relocalizan nuestra industria, y que todo se haga con materiales de bajo impacto, usando energías limpias, consumiendo menos y mejor, son los objetivos que defendemos desde la CSFW Madrid.
En definitiva, se trata de decrecer y emprender camino a una sociedad de servicios cuyos valores van más allá de consumir. Les recomiendo arduamente leer a Walter Stahel y verán que no es una utopía, seguiremos generando riqueza y, lo que es más importante, personas más felices y mejor cuidadas.
Comenzamos este artículo citando a José Luis Sampedro con una frase que forma parte de una larga reflexión en la que analiza un momento sin precedentes en la Historia de la Humanidad el choque entre un mundo que nace, más consciente y sostenible, ante la evidencia de que los recursos se acaban, y el viejo mundo que resiste a ceder paso aferrado a sus privilegios y su modelo económico. Este es el centro y motor de toda esta semana y la necesidad de análisis y de inteligencia colectiva lo que nos impulsa a seguir trabajando pues desde la moda sostenible creemos que es el momento del cambio, el momento de diseñar un nuevo modelo de moda, una moda que cuide del planeta y de las personas.